Siempre que hay tormenta me dices que te duele la cicatriz. Como una niña pequeña me pides que te abrace fuerte, te acurrucas entre mis brazos y comienzas a llorar suave sobre mi pecho, encogiéndote a cada lágrima hasta volverte diminuta. Luego, cuando ya sólo tengo un charquito de ti entre mis dedos, me ruegas que te perdone. Yo te miro a los ojos mojados y te digo que ya pasó, tranquila, ya está todo perdonado. Y es entonces cuando a mí también me empieza a doler la cicatriz.
xkupka.
27.9.07
la cicatriz
Publicado por
kupka
en
11:19
Etiquetas: cuentos terrestres
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario